Su casa museo es impresionante, y su panteón, elegante y sencillo, casi casi pasa desapercibido. El pequeño baldaquino inspiró las primeras cabinas telefónicas de Londres, tan famosas (parece ser que hay tres tipos, muy parecidos, pero el original es este del que hablo). De esta forma, casi sin quererlo, el bueno de Soane diseñó buena parte del paisaje de Londres, calle por calle, en forma de semillas rojas inspiradas en el diseño de piedra de su morada última.
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