Edad: hoy soy más viejo que ayer pero menos que mañana.
National Insurance Number: lo tengo, pero dicen que no sirve para nada.
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La Calavera de Cristal del British Museum
Durante décadas, el cráneo de cristal descansó en la sala 24 del museo, ajeno a las dudas sobre su pasado. Los aztecas habían tallado una calavera perfecta hacia el año 1000 D.C. , o incluso antes. Con qué medios, nadie lo sabía. Aquello formaba parte de la leyenda, de la misma inexplicable historia según la cuál ese pueblo aislado de Centroamérica había construído ciudades enormes de perfecta geometría y pirámides grandiosas, gigantescas, con piedras monumentales imposibles de transportar. Algunos decían que fueron los extraterrestres quienes les intruyeron (los mismos que enseñaron a los egipcios hace ya tres milenios). La calavera se sabía una pieza de excepción.
Después llegó esa estúpida película de aventuras. El museo la trasladó a un lugar especial, pero inició también una investigación acerca de su origen. Resultó que la calavera era falsa. Había sido adquirida en París a un anticuario en el siglo XIX, pero lo cierto es que no había sido tallada por los aztecas (quienes ciertamente no poseían esa tecnología) sino por quien fuera que fuese (un timador, sin duda) tan sólo cien años atrás. Se instaló un gigantesco panel en la pared, tras la mampara que guarda el cráneo de cristal, explicándolo todo.
Hay otras calaveras del estilo en otros rincones del mundo. Seguramente, todas sean falsas, pero, si el cráneo del British Museum tuviera un pensamiento, ése sería la esperanza de que alguna de ellas fuera verdaderamente obra de los aztecas, para poder así dar rienda suelta a la fantasía en este mundo que, con tanta tecnología y ciencia que lo explica todo, resulta cada vez más aburrido y predecible.
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