4 de mayo de 2010

Day 10: Regent´s Park

Tiempo: cabezabajo, 10 grados y bajando. Con el calorcito que hace en Madrid.
Profesión: bloggero, novelista, trotamundos, vinicultor, crítico de cine, cuidador de museo.


Flower attack
A los primeros rayos del Sol de primavera las flores se despiertan con prisas, apenas en horas. Ya saben que las heladas van a volver en unos días, o sólo las lluvias; pero que, en todo caso, su paso por el parque será efímero. No sólo las flores, también los animales (incluídos aquéllos con dos patas, que nos decimos personas) salen a disfrutar en manga corta de una mañana soleada. Al Norte queda el Zoo, al otro lado de las pistas de tennis y los campos de rugby y de cricket. A veinte minutos andando, hacia el Sur, está mi piso, o a ocho minutos si vas corriendo. Regent´s Park es un pulmón de Londres, en una ciudad que afortunadamente tiene muchos. Sus habitantes (garzas y cisnes, pero también ardillas) viven ajenos a los autobuses de dos pisos y al ajetreo de Oxford Street, a apenas cinco minutos. Quizá sea éste el milagro principal de Londres, esa facilidad para ser un millón de mundos, para sorprender a la vuelta de la esquina con un callejón, un parque, una iglesia de mil setecientos y pico o un área comercial. A la vuelta de Euston Road, una carretera densa y ruidosa, se encuentra uno con Regent´s Park, un sitio tranquilo, pero que, sin embargo, ofrece todo el crisol de actividades de la ciudad en miniatura: un ciclista, una estatua, alguien haciendo yoga, un restaurante, un árbol milenario, el clásico jarrón de piedra adornado de flores. En abril, además, los almendros florecen de repente sobre el suelo de verde y rosa. Sí, también en las combinaciones de colores (o sobre todo, en ellas) es ecléctica esta ciudad.


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