Quizá como museo se queden pequeñas, pero como vivienda, este palacete que hace esquina, cerca de Kensington, es una auténtica joyita. Techos altos y mosaico de abanicos en crema en el suelo, detalles sencillos pero elegantes, pequeño patio –algo ruidoso- para disfrutar del Sol, si es que algún día se digna en visitarnos.
The Mosaic Rooms son una pica en Flandes y no hay que pedirle más, ni menos. Sus exposiciones hablan de sogas y yugos, de cometas raptadas por el tendido eléctrico, de muñecos de trapo ensangrentados, de tradiciones que aprisionan, de tópicos (que, por muy injustos que sean, a veces se cumplen), de esperanzas que ya hace mucho que se volvieron en contra. En su tienda los libros lloran por los caídos y por la identidad difuminada – los libros, grandes pacifistas, siempre estarán en contra de la guerra: no hay bandos, sino palabras que vuelan libres bajo el cielo que nos cubre a todos nosotros -.
The Mosaic Rooms es una sala de exposiciones centrada en Oriente Medio, en Palestina y en el Mundo Árabe. Son un pequeño grito simplemente para decir “estoy aquí!”, en una ciudad donde todavía puedes gritar tu identidad sin obtener más resultado que la indiferencia.
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