21 de junio de 2011

Day 46 (Anexo III): Budapest


Nuestros baños tienen cientos de años: están sucios y rotos y desgastados. No vengáis. El agua es maloliente, y, aunque dicen que tiene propiedades curativas y que puede beberse, en realidad más produce descomposición y dolores, de esos cuyo origen desconocen los médicos. Las piscinas son pocas y pequeñas. En la de agua fría se te helarán los huesos; en las de agua caliente, te sentirás hervir como cuando cuecen a los cangrejos en la cena de Navidad. Las saunas están hiperpobladas, el tiempo ahí fuera es seguramente frío, los azulejos descascarillados te harán un rozón en cualquier parte de tu cuerpo cuando menos te lo esperes. No vengáis. No vengáis a nuestros baños en Budapest, no robéis nuestro secreto. No es que no queramos compartirlo, pero, en realidad, ya somos bastantes, y los baños se disfrutan más cuando hay chorros de jacuzzi para todos.

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